Noticias de ayer: el virus del dengue. Para @sin.capital
Recientemente, el dengue estuvo en boca -y pantorrillas- de porteños y de los mal llamados medios nacionales, que bien se encargaron de informar y alertar sobre la inminente llegada del Aedes aegyptis al Obelisco.

¿Noticia para quién?
La experiencia de las y los habitantes del Norte Grande, zona principalmente afectada por esta enfermedad febril, trae un retrato de la salud del país. No existe ningún comprovinciano que no la haya atravesado al menos una vez: recorrer guardias de salud o andar a las corridas preparando remedios caseros para la madre o la vecina. Según un relevamiento de chequeado.com , en abril, las provincias de Catamarca, Formosa y Chaco encabezaron la lista de provincias con más casos por habitante.
Vuelo cronológico: ¿Qué cambió de ayer a hoy?
Los primeros datos de circulación del virus del dengue datan de inicios del siglo pasado, aproximadamente en el año 1916. Unas décadas después, entre 1948 y 1962, se puso en marcha el plan continental de erradicación del Aedes aegypti , el cual fue impulsado por los Estados Miembros de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sin embargo, desde la reemergencia del virus en 1997, la problemática nunca ha cesado. Por aquel entonces y hasta el 2009, el virus tenía una circulación endémica prácticamente en todo el norte argentino.
Una alarma nacional se encendió con la epidemia del año 2009. La expansión del virus llegó a regiones climáticas poco habituales para la generación de mosquitos portadores del virus, como Santa Fé, La Pampa, Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En el Norte, tiempo antes, las provincias ya habían contado con brotes de alto impacto en sus poblaciones en 1999, 2000, 2003, 2004 y 2006, incluyendo localidades de Salta, Chaco y Formosa con seroprevalencias superiores al 60 %.
Sumado a las condiciones sanitarias, económicas y sociales del norte del país, las características climáticas y las circulaciones transfronterizas del virus fueron otros componentes que marcaron su impacto en la región. Además, cabe destacar la descentralización del sistema de salud, iniciada con la política económica de la última dictadura cívico-militar hasta la modificación de la Constitución Nacional durante el gobierno de Carlos Menem en los 90. Este esquema significó un paulatino desfinanciamiento al sistema público de salud a nivel nacional, en el que se transfirieron más responsabilidades para las provincias sin las herramientas recaudatorias necesarias, dependientes de lo que Nación o ejecutar de la toma de deuda.
El virus redobló la apuesta en el año 2016 y su circulación fue superior a la epidemia del 2009 en más de un 50 %, en el marco del inicio de un programa económico que marcaría la desfinanciación del sistema público de salud y de las campañas de prevención. . . a nivel nacional hasta nuestros días, con nuevos picos de dengue en el 2020. Sin embargo, este año superó por lejos los índices históricos, siendo el Norte Grande una de las regiones más afectadas. En el último informe epidemiológico realizado por el Ministerio de Salud de la Nación, el NOA y el NEA alcanzaron 102.374 y 56.078 notificaciones totales durante 2024, respectivamente.

El registro actual se encuentra desbordado: más de 200.000 casos confirmados, un crecimiento del 200 % en comparación a la epidemia del 2016 y quintuplicada respecto al 2023, además de una drástica cifra de mortalidad, con más de 150 muertes. Según el informe de la OPS del 13 de abril, Argentina presentó un incremento del 98% si comparamos el promedio de sus cuatro semanas epidemiológicas previas en los últimos cinco años. Pica la realidad, pican los mosquitos y pica que el abordaje del dengue cobra centralidad mediática cuando llega a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Mientras tanto en el norte
El pedido del ministro de Salud de Nación, Mario Russo, de que “[..] los gobernadores se hagan cargo”, no expone una novedad. Las provincias vienen cargando con mayor responsabilidad en el sistema sanitario desde su descentralización. Además, desde el reingreso del virus en 1996, han cargado con el desarrollo de acciones de prevención y cuidados hospitalarios, procesos de descacharrización en los barrios, sistemas públicos de información y prevención, fumigaciones a través de transporte y el reparto de repelentes en diferentes distritos.
Pese a estos esfuerzos, la falta de voluntades políticas, las presiones del lobby económico a niveles provinciales y la poca acción de una comunidad organizada dificultan el sostenimiento de una acción estable capaz de hacer frente a los ciclos epidémicos y endémicos. Históricamente, las políticas han sido diseñadas desde el centro hacia el resto del país. Ante la adversidad estructural y el virus, dichos pueden servir de modelos de acciones para la Nación. A modo de ejemplo, nombramos algunos casos:
En Misiones, donde la posición geográfica -que incluye la triple frontera- y los factores ambientales son más que propicios para la proliferación del mosquito transmisor, el Ministerio de Salud lanzó a principios de este año una campaña única y gratuita de vacunación para la población de 20 a 59 años. La misma se realiza con turnos programados y se efectúan llamadas de seguimiento para la segunda dosis.
En Formosa, conforme indica el sitio oficial del gobierno provincial, se entregan de forma gratuita kits de prevención que incluyen larvicidas, repelentes, pulverizadores y alcohol en gel para la sanitización. La particularidad de estos productos es que son elaborados por el Laboratorio de Enfermedades de Especialidades Médicas (LAFORMED), una empresa local con 100% de producción formoseña, que provee a los hospitales y centros de salud pública.
El año pasado, la provincia de Salta articuló un convenio de trabajo conjunto entre el Ministerio de Salud Pública, la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Salta y la Universidad Nacional de Salta, para producir y distribuir una fórmula líquida de biocontroladores para los vectores. La combinación de ciencia, tecnología y políticas públicas no solo reduce costos y aumenta la eficiencia de la campaña, sino que tiene un impacto ambiental positivo, informa el portal oficial del Estado.
No se trata de medidas aisladas, sino de estrategias producto de la articulación entre gobiernos locales y otros actores, que resaltan la importancia de la prevención y la concientización. Como dice el dicho popular: “Mejor prevenir, que curar”.
Si bien el vocero presidencial pregonó desde la Capital Federal que “ya viene el frío”, el país atravesó una grave epidemia donde la única libertad de llevar, traer, comprar y vender la tuvo el mosquito de patas blancas y negras. El escenario a nivel nacional combinó el aumento significativo de casos, la falta de insumos para la prevención y la consecuente disparada de sus precios, junto con la falta de información y el débil abordaje estatal. Este abandono, en el marco de la economía liberal, benefició a los laboratorios privados, que incrementaron precios y ventas, mientras que la falta de jerarquía en comunicaciones oficiales, fundamentales para coordinar e implementar, acentuaron el desamparo.
En la lógica de “hoy estamos mejor que ayer y menos que mañana”, el Ministerio de Salud lanzó una estrategia de vacunación junto a profesionales de la Comisión Nacional de Inmunización (CoNaIn) y de la OPS, pensando en un próximo brote durante el 2025. . En coordinación con autoridades provinciales y locales, el mismo se focalizará en regiones y grupos etarios específicos, iniciando en agosto entre los jóvenes entre 15 y 19 años residentes en las zonas endémicas del NOA y el NEA.
Conocer, combatir
Según información recopilada por el Ministerio de Desarrollo Humano de Formosa, el dengue presenta cuatro serotipos de virus que no ofrecen inmunidad cruzada, lo que significa que una persona puede infectarse hasta cuatro veces. Asimismo, otras enfermedades relevantes transmitidas por mosquitos incluyen el Paludismo y la Fiebre Amarilla, consideradas patologías reemergentes en el continente.
El dengue se manifiesta de dos formas: el dengue clásico , caracterizado por fiebre alta, dolores de cabeza, retrooculares, musculares y articulares, vómitos y sarpullido; y el hemorrágico o Shock de dengue, más grave y común en infecciones secundarias, que pueden ser causadas por cualquiera de los cuatro serotipos. La prevención es la herramienta principal para contrarrestarlo. Por eso, es importante enseñar a la población qué precauciones deben tomar, aunque el principal encargado de difundir este mensaje es el Estado, ya que por su alcance y recursos es la herramienta más valiosa con la que contamos.
El desafío persiste
Hoy, al igual que en el pasado, el norte enfrenta una realidad que está fuera de su control. Con la llegada del frío, el Aedes aegypti entrará en un estado de “reposo”, pero solo ocurrirá en aquellas zonas donde las temperaturas permanecerán bajas.
En gran parte del norte, los inviernos son breves y los días cálidos se extienden a lo largo de cualquier estación, especialmente en las áreas húmedas. No es menor el estado de alerta: los 158.452 casos notificados (sin contar al vecino/a que transitó el virus hidratándose desde su casa o que no consiguió acceder al sistema de salud) llenarían unas cinco veces el Estadio Madres de Ciudades de Santiago del Estero. Por lo tanto, es probable que la cifra sea aún mayor.

Nos enfrentamos a la seria duda de si el problema volverá a captar la atención nacional o solo cuando regrese a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esto nos coloca una vez más en una posición desfavorecida, lejos de donde Dios atiende, pero cerca de donde el Gauchito Gil escucha.
Esta nota es de spunqui & leaniztto.
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