La Baleine Bleue

He estado en el interior de la Ballena Azul. Y se que algunes, solo algunes de ustedes también han llegado, les he visto.
La Ballena Azul es una partícula de supernova atrapada en un frasquito de vidrio. Una cavidad onírica controlada por auras brillantes. En ausencia de jerarquías, ese lugar funciona como el espacio, de la creación. Más buscada que Moby Dick, la Ballena Azul, bucea por las oleadas de pensamientos de un hemisferio catastrófico.
 Pocos dan con su paradero, pues la lógica y las ciencias, con ella, siempre se han equivocado. Como historias de Instagram, aparecen y desaparecen prácticas y teorías que prometen una foto con el anfibio transmental. Pero, íntima amiga de Nessie, ella ha aprendido a esconder los secretos de la calma y la fórmula que hace a las primaveras.
 Musicalmente perfecta, su panza maternal balancea armonías entre luces y recuerdos. Infinitos cuentos de noches, guiones, danzas y partituras hemos procurado les humanes para tranquilizar el anhelo de quienes necesitan conocerla. Cientos de miles de artistas han navegado -como burros detrás de una zanahoria- intentando encontrarla, siguiendo los bosquejos de mapas que suelen encontrarse entre páginas, discos o salas de cines. Y sólo se sabe -cuenta Jonás- que quienes han llegado al interior del interior, a la panza de la Ballena Azul, aún no han regresado.

El atrevimiento de compartirles cómo di con ella, sólo se puede explicar por las últimas líneas del borrador que escribí al despertarme:

“… Después de esto, la única manera de volver a la superficie humana, consiste en descubrir el verdadero oficio de tu ser, desarrollarlo y compartirlo. Sólo así sobrevivirás a las tormentas y oleadas de los océanos de pensamientos…”


Para llegar a la Ballena Azul es necesario, primero: despojarse de todo tipo de lógica, sobre todo de la lógica occidental, abandonar cualquier prejuicio estructural. También es necesario dejar de creer hasta en lo que une ve (con los programas de edición ya no se puede confiar ni siquiera en nuestros propios ojos), tener un saldo mayor a $20 en la tarjeta de transporte, llevar un libro de cuentos de tapa dura, preferentemente prestado y una botella de agua.
Una vez desalienade&deconstuide, debe caminar por la calle que esté a su izquierda hasta dar con la primera parada de colectivo. Aborde despreocupade el transporte, que indefectiblemente le llevara a una estación de tren. Sin embargo, es mucho muy importante que pueda leer un cuento en el trayecto. Ya que si lo hace, sucederá algo extraordinario…

-Combate de los Pozos al 700 por favor. Dije y me fui para el fondo. Releía “Bestiario”, que en la secundaria no me había movido ni un pelo. Ahora me gustaba porque abría el libro al azar y leía el cuento que fuese, no importaba si abría la misma hoja y se repetía. Con excepción de Casa Tomada, que huyó de mi hasta esa tarde, por primera vez lo leía y lo entendía, entendía todo ¡hablaba del exilio! Anonadado quemaba pestañas, mientras el colectivo se abría paso entre la ciudad caótica que empezaba a conocer. Entonces leo el siguiente párrafo que dice: “… mira hacia Rodríguez Peña”. Cierro el libro y bajo lento y pesados los párpados, como sabiendo lo que iba a ocurrir. Levanto de nuevo la mirada y veo a través de los vidrios sucios del 37, un cartel que indicaba que la calle era… “Rodriguez Peña”.

A partir de una secuencia como ésa, usted ya puede empezar a dudar de la realidad, a desconfiar de lo que ve. El colectivo llegará a la estación de tren – que no se anuncia a la Ballena Azul-.

Tome el tren en el que pueda ir sentade, no en los asientos, sino en las escalinatas, así podrá sentir el viento, el atardecer y el aire a océano.  Si es la primera vez que viaja en vagón, aproveche para contemplar su folclore, juegue a descifrar sus códigos de pasajeros. Observe el desfile de les venderores, su manejo del vocabulario casi académico, admire la creatividad para vender un enhebrador de agujas, descubra la fuerza de voluntad en los rostros que duermen, contemple la solidaridad que sólo existe entre las vías, el sonido de los vagones atravesando las tablas, la vegetación que une las estaciones, los grafitis en lo alto de las fábricas. Descubra la diferencia entre pasajeres frecuentes y socies vitalicies.

Descubra el vagón de la taberna de almas, donde duerme Augusto Roa Bastos. Si lo encuentra, pregúntele como llegar a la estación “Contravida” y ese viaje en tren, se transformará en un viaje introspectivo, un viaje hacia su propia vida, donde cada estación lo acercará cada vez más a su pueblo natal y a su infancia.
En el tren del tiempo, los días lo conmoverán y posiblemente sienta roturas de cadenas en su hemisferio izquierdo. Comparta asiento con Passepartout, ex asistente personal de un caballero inglés liquidado por la amargura. Pregúntele ¿a dónde va? Passepartout rompe año tras año su propio record güines, dándole la vuelta al mundo en cada vez, menos días.
Si escucha a una niña y a un hombre recitar los más hermosos poemas que jamás haya escuchado, pregunte si son Montag y Clarisse,y si responden afirmativamente, pídales por favor el verso de la Paloma en la Playa.
Se ocultará del sol, al pasar por el túnel, el tiempo transcurrirá lento, pero si mira por la ventana verá otres viajeres en túneles paralelos y se encontrarán al fin, será una escena preciosa.
Muchos ancianos querrán aferrarse al viaje, y no muchos podrán hacerlo, despreocúpese, serán tratados bien.
Dará entonces, por fin, con la estación azul, el atardecer estará terminando. Pregunte por los canoeros embebidos en cañas, que son como los taxistes y remiseres que esperan en los andenes de los aeropuertos. Lo llevarán a algo que nunca antes se imaginó.

Subirá a una canoa, y la canoa despegará vuelo, viarajá sobre las copas de los árboles, rozando flores gigantes y sus elegantes perfumes. Permítase disfrutar, oler, tocar, sonreír, ya que luego debe dejarse caer.

¡Salte usted!

 Al espacio del vacío, al vacío del espacio. Su cuerpo puede quedarse, usted no.
Aprenda a dejarse atravesar por el agua, se sentirá purificade. Luego se hará partículas.
Únase a la procesión de amebas cristalinas, que juegan a ser destellos del universo en el agua anochecida.

Piérdase entre sus colores y marche hacia la redención sin pensar en su trabajo, el posgrado, la fama,ni en Spinoza ni en Nietzsche, no pague la factura del agua, ni recuerde el video del facebook de la juventud moviendo el trasero la escuela, ni en su corte de pelo, su primer fracaso amoroso, la batería baja, el precio del dólar, la mancha de su zapato, la llamada del banco, el programa de Chabelo, la yerba para el mate, el viaje que no hace, la bici pinchada, la tarea que no hizo, las habladurías de la oficina, la envidia de le compañere, a le compañere, el foco de luz quemado, el baile hot de Jimena Barón, el embarazo de More, la crisis educativa, el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional... 
Resístase a sentirse preocupade, déjese mojar por la literatura, la utopía, llore si quiere llorar, nadie lo estará obsjuzgando. 


¿O si?


¿O no?

Ya está fuera de la tierra.


Comentarios

  1. Ya lo he leído sola, se lo he leído otros, lo he compartido


    Infinitas gracias por liberar tu palabra y enseñarnos.

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