Días y Flores 2013

ph: @lvcifferph



Esos pétalos violáceos bailan en el remolino,  bailan como abriendo sus brazos al sol, mientras el agua los hace como a los molinetes  del subte a las 6 de la tarde ¿Que misterio, no? La flor más linda, puede ser la más venosa.  Al olerla nos invita su aroma violeta y azulado… Pero de su sabor no sé, y pocos son los vivos que saben que gusto tiene. Una vez que se prueba, no hay vuelta al pasado ¿Será que se defienden de tanto mal que hicimos a ella y a la Pachamama?
No es la primera vez que vengo a escribir aquí. Tampoco es la primera vez que la veo. A veces tiene un libro viejo y amarillento – tendría que escribirle un poema-, a veces la veo llena de vida, a veces llora. Hoy parece amar a su cuerpo y se deja llevar, libre y sin rumbo como el agua, como esa flor de glicina. ¿Pensaremos en lo mismo? En parar el mundo un instante para extrañar, amar, odiar, odiar al mundo, escapar o solo mirar, pero frenando el mundo enfermizo de nuestras mamas que se creen Marilyn Monroe, de papas que no nos entienden, de los mismos trajes de baño y de la simple y aburrida rutina de fin de semana.
Por lo que veo, sus padres y los Woods parecen ser serios amantes de esa simple y aburrida. Incluso se encuentran en los mismos lugares de la semana pasada. Ahí, está Juan, infaltable pervertido, misterioso, temerario y fascinante para esa pequeña que lo mira, pero pervertido al fin. 
-: ¿Cómo anda señor Woods? Lo saludo – para que sepa que lo estoy vigilando-.
-: ¡Como el Campeón de América! Me responde, con un vaso en la mano.                           
Hago un gesto con la cabeza. Cada uno a lo suyo. Hago como que prendo la radio. El, la mira, como quien anhela el tesoro del Capitán Morgan.  Ella lo sabe, y lo disfruta. ¿Qué mejor manera de vengarse de esa mujer frenética?
Pero no, no corresponde. No se corresponden. La inocencia ingenua, el alcohol, y los viejos verdes no son para películas de Disney.

Tengo que escribir ese poema.




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