Contrato de amistad
Dos cervezas retornables, un paquete de 10 cigarrillos
rubios, un habano traído del exterior, un balcón con acceso a aproximadamente
214 ventanas del barrio, una avenida de luces intermitentes, acceso a dos
biografías, una entrevista con máximo de seis preguntas (a elección del
implicado), historia de mujeres; madre y/o novia, información sobre la relación
con el padre y una frase tonta.
Si por razones facultativas o personales usted nota que la
temperatura de las palabras sube hasta alcanzar el grado 451 Fahrenheit,
posiblemente no recuerde si es el entrevistado o quién entrevista. En ese caso
tiene derecho a recomendar dos libros y una película.
Se encuentra terminantemente prohibido no hablar de
política, tanto si su referente político, se encuentra muerto/a, declarando en
Tribunales o repartiendo folletines. En esta situación, ya puede sentirse
relajado, lo vigila el Gran Hermano y el imperio de propiedades Goldstein.
Si por responsabilidad de benedettos uruguayos, los
participantes sienten sus venas abiertas a punto de estallar, para esta altura usted
ya puede confesar su envidia, una infidelidad, o el pensamiento más
entristecido de su memoria. Lo imprescindible es que, una vez finalizada la
confidencia, los participantes tienen la obligación de abrazarse de la manera menos
embarazosa posible. A nivel espiritual, el acto no puede ser menor al tamaño de
una curita.
Únicamente, atravesando lo anteriormente mencionado los
participantes pueden jugar a ser, Marlon Becerra, Roberto Alrt, Eduardo
Galeano, Geoge Orwell, o dos amigos.
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